No hay piropo más bonito que el que me digan que mis hijos son niños alegres y felices, es lo
más maravilloso que me pueden decir de ellos.
Mucha gente se para delante de Irene y me
dice "¡qué bonita es!, ¡es una muñeca!" pero lo que realmente me
conmueve es cuando gente (que apenas les conoce) me dicen "es una niña muy
alegre, siempre está con la sonrisa puesta"... con Eric este comentario es
mucho más fácil porque es un niño súper feliz, lleno de ilusión y alegría que
siempre está riendo.
Es muy cierto que cada niño tiene una
personalidad diferente y que hay niños más abiertos, más extrovertidos y otros
más serios pero creo que todos conocemos algún niño al que muy raramente le
hemos visto reír, niños que parece que llevan sobre sus espaldas una gran pena
(y puede que así sea), que parecen más adultos que niños.
En casa hay momentos serios, que no todo
es jarana, pero es cierto que intentamos relativizar y sacar risas hasta de
debajo de las piedras por eso tenemos instaurada la guerra de cosquillas y besos
diaria. Os lo recomiendo
porque desestresa bastante, llena de alegría el corazón y une mucho. Antes del
baño nos tiramos todos sobre la alfombra y hacemos una guerra de cosquillas y
abrazos, las risas y las carcajadas son órdago y nos sirve para achucharnos
fuerte, abrazarnos y dejar atrás el mal rollo del día a día.
Hay cosquillas suaves y dulces, cosquillas
cosquilleras que hacen salir carcajadas y las cosquillas
"insoportables" con las que cuesta hasta respirar... y si además las
acompañas de besos son el mejor remedio para el alma.
¿Os apuntáis a una guerra de cosquillas?
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