Si alguien me hubiera dicho que Irene dejaría el chupete estas
vacaciones no me lo hubiera creído porque mi hija era "adicta" al
tete, lo necesitaba por la noche para dormir, a la hora de la siesta, durante
el día en determinados momentos... ¡estaba enganchadísima!
Dejar el
"tete" no ha sido nada planeado, ni siquiera algo pensado... ha sido
un proceso muy natural y que no ha costado nada, absolutamente NADA, ¡y ya
llevamos casi un mes sin él!
El lunes 18 de
julio llegamos a Almería y metí el chupete en la mochila, fuimos a comer y por
la tarde nos acercamos a disfrutar de las maravillosas piscinas del hotel y de
la playa. Durante todo el día la niña no pidió el chupete y no paró de correr,
nadar y jugar... al llegar la noche estaba tan cansada que no pidió chupete y nosotros
no se lo dimos. Era la primera vez que hacía eso y estábamos alucinados.
Por la mañana se
acordó que no estaba el "tete" y nos lo pidió, pero sin llorar, tan
solo preguntando "¿y el tete?" y a mí no se me ocurrió otra cosa que
decirle que se lo había llevado un pez en el mar y que como ella ya era grande
no lo necesitaba, y hasta hoy... ni lloró, ni se quejó ni nada más. De vez en cuando
le cuenta a alguien que su tete lo tiene un pez en el mar y fin de la
historia.
No es que haya sido
sencillo, es que ha sido híper mega fácil... el cambio de escenario fue muy importante
y que ella estaba más que preparada para hacerlo, creo que éramos nosotros los
que fomentábamos (inconscientemente) esa dependencia.
Como siempre digo,
ellos están más que preparados para crecer, somos nosotros los que muchas veces
retrasamos las etapas sin darnos cuenta.
Imagen de Pixabay
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