Hace unas semanas, y con motivo de los 150 años de la primer papilla Nestlé,
me fui junto otras muchas blogueras a conocer los campos de cereal de esta gran
marca.
Una que es más de campo que las amapolas lo pasó de miedo en medio del
trigal y oyendo las explicaciones de Agustín Fuentes, ingeniero
agrónomo y encargado de las materias primas de las papillas Nestlé.
Fue un auténtico placer hablar con él y con los agricultores (me quedé con
las ganas de pisar el campo de cebada) y oír las explicaciones. Al ser yo de
una zona de Castilla - La Mancha pregunté porque los campos de trigo y cebada
estaban en Castilla y León y me contaron que no todos los campos son óptimos,
tienen que reunir una serie de características (algunas establecidas por ley )
y otras, un poco más exigentes, estipuladas por la marca. ¿Sabíais que los mejores campos de arroz están en Sevilla?
¿Qué requisitos son?, no me sé todos pero sí que me llamó la atención que
tienen que estar alejados de núcleos de población y no utilizar pesticidas
(algo obvio debido a que su fin es la comida infantil).
Para las que no lo sepáis al trigo, y a otros muchos cereales, les ataca un
hongo en mitad del crecimiento y que hay que combatir para no perder parte de
la cosecha, en los campos de trigo utilizados por Nestlé no se utiliza los
pesticidas y se "recompensa" a sus agricultores para que no lo hagan.
Después de visitar el campo "in situ" y hablar con el Ingeniero y
el agricultor, nos trasladamos a una Finca para escuchar a Agustín Conde, jefe
de fabricación de la planta de Cantabria donde se elaboran las papillas.
Fue muy, pero que muy interesante, conocer el proceso de fabricación que
nos realizó gracias a un mini laboratorio que montó allí mismo. Aprendimos como se mezclan
los cereales, cómo se realiza el proceso de hidratación, como después de realiza una
deshidratación para controlar la calidad y el sabor y como se realizan mezclas
en seco de prebiótico, prebióticos e incluso del yogur.
Nos habló de las numerosas catas de calidad que ser realizar a lo largo del
día, de la semana, del mes... todas diferentes, pruebas de productos in situ,
pruebas de productos ya caducados para ver si se dan cuenta del sabor, pruebas
mal etiquetadas para comprobar si están atentos... un examen continuo para no
perder la calidad tan alta de estas papillas.
Tengo que reconocer que pese a ser un palizón de viaje, en un día ir y
volver a Valladolid, para mí fue una experiencia muy enriquecedora, pude
conocer un poco más los entresijos de la marca, conocer los procesos que son
tan importantes y descubrir la profesionalidad de muchas de las personas que
trabajan en Nestlé.
Me quedé con las ganas de conocer la fábrica de Cantabria y desde aquí les
pido a Nestlé poder ir un día a visitarla.
Gracias y cumpláis muchos años más.
Las fotos son cedidas por Nestlé.