domingo, 12 de diciembre de 2010

Siestas


El enano siempre ha dormido bien, malas noches las ha tenido, como todo hijo de vecino, pero en general es un niño dormilón.

Desde que tenía más o menos seis meses agrupó su sueño diurno en tres grandes siestas, sobre las once, después de comer y después de merendar. Solían durar entre una y dos horas. Eso nos dejaba tiempo a su papá y a mi para organizar, poner lavadoras, recoger y una vez que se despertaba dedicarnos a él completamente.

Pero desde que cumplió el año todo esto cambió radicalmente. La primera siesta en desaparecer fue la de las once de la mañana y después la de la merienda.

Ahora, con casi dieciséis meses cumplidos sólo realiza una siesta en todo el día, después de comer y puede durar entre dos o tres horas.

Es un proceso normal de maduración de su cerebro y que forma parte de su crecimiento. Quiere y necesita más tiempo para jugar, aprender, descubrir...y ahora la que necesita más siestas soy yo ;)

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