viernes, 2 de julio de 2010

Lactancia materna

Tema espinoso para empezar pero quien no arriesga no gana.

Decir que por supuesto soy de la opinión que la lactancia materna es lo mejor tanto para el bebé como para la madre y por eso leí mucho antes de nacer mi peque sobre posturas, cómo conseguir que se enganchar, la liga de la leche… llegado el momento nada sirvió, mi enano estaba dispuesto a ello pero mis pechos no. No conseguía que saliera nada y cuando digo nada, es nada.

Decenas de enfermeras se pasaron por mi habitación a tocarme y espachurrarme las tetas, todas con la misma frase “¿cómo que no tiene calostro?, es que es primeriza y no sabe” (por supuesto que no sabía, pero ¡¡de donde no hay no se puede sacar señora!!), al final TODAS (incluida la jefa de enfermería de neonatos) se iban con la cabeza gacha y respondían: “ pues si, parece que lo va a tener difícil, no tiene nada”.
Conclusión que al final el bebé tomó biberón en el hospital ya que al tercer día de comprobar que no salía nada de nada no se arriesgaron a que el pequeño pasara más hambre.

Aún así no me desanimé y una vez en casa probé con el sacaleches, poniendo más a menudo al bebé, con y sin pezoneras, con duchas de agua caliente, con calor y frío, con masajes, con ayuda de la matrona… todo fue en vano y pasaban los días y de ahí tan solo salían veinte chupetadas de mi pequeño.
Mi moral cada vez más por los suelos, no dejaba de llorar y de pensar que era mala madre, que no sabía hacer las cosas, que era tonta, inepta… en fin una depresión en toda regla. Todo esto unido a la “ayuda” y comentarios de matronas, enfermeras, médicos, amigos y vecinos, estuvo a punto de acabar conmigo, hasta que…
Mi madre dijo “¡Basta!, tu bebé te necesita a ti no a tu teta, necesita a su mamá, sus cuidados, sus mimos. Te necesita a ti al 100%, positiva, relajada y eso no lo está teniendo”

Y ahí acabó mi calvario, desde ese momento mi niño empezó con el biberón a demanda y yo dejé de estrujarme el pecho, de comerme la cabeza y de sentirme culpable.

Más tarde descubrí que a mi padre (que tiene ya casi 76 años) lo tuvo que criar una vecina porque mi abuela no tuvo leche. ¿Coincidencia?, ¿genética?, no lo sé, lo que si puedo decir es que yo lo intenté, lo luche y acepté mi “pequeña” derrota.

No me siento “madre de segunda” por no haberle dado el pecho, y mi relación con mi pequeño es increíblemente amorosa y nuestro vínculo muy fuerte y real.

Mi madre me dijo una cosa que siempre llevaré conmigo, “Trastadas, cuándo conoces a alguien tu le preguntas ¿eres de teta o de biberón?”

Comienzo

No pretendo crear polémica, ni ser políticamente correcta, tan sólo quiero contar mi propia experiencia.

Una cosa que he sacado en claro en estos últimos meses es que en esta "nueva profesión" de ser mamá cada cuál tiene su propio manual y aunque ninguno es perfecto al 100%, todos son igualmente válidos y eso es lo realmente divertido...

No quiero criar/educar a mi enano como lo hacen mis amigos, lo hizo mi madre o esa mamá perfecta que se ve en las revistas, yo lo quiero hacer a mi manera, ajustandome a lo que dice mi corazón y a lo que mi niño me pide, cometeré errores (muchos) pero serán nuestras equivocaciones y juntos aprenderemos.

Dicho esto comencemos a vivir...

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