Hace un año que fui a la famosísima eco de las 20 semanas y me diagnosticaron
placenta baja marginal y niña de nalgas.
Recuerdo que por trabajo mi marido no pudo
acompañarme y tuve que ir sola. Cuando oí a la ginecóloga contarme lo que había
visto me entro un miedo terrible, había riesgo y tenía que cambiar mi forma de
vida, tal y como estaba la placenta y como venía la niña lo lógico es que
empezase a tener pequeñas hemorragias y que si todo seguía igual podía sufrir
un parto prematuro y en el peor de los casos un aborto. Me recomendaron reposo
relativo, nada de esfuerzos...
Recuerdo llorar como una magdalena esta
noche con mi marido y tener mucho miedo. Decidimos no contar nada a la
familia y si lo hacíamos sería aligerando la noticia lo máximo posible, ya estábamos
nosotros muy asustados como para asustar a más gente y recuerdo que tarde más
de un mes en contarlo en el blog, me costó digerir la noticia y asimilarla.
Hoy veo a mi pequeña reír a carcajadas,
mirarme con esos inmensos ojazos que tiene y pienso en la grandísima suerte que
tuve. No fue un embarazo fácil, tampoco malo malísimo eso es cierto, pero tuve complicaciones
desde el minuto uno hasta el parto, pero pese a los nueve meses horribles todo
mereció la pena.
¿Por qué recuerdo hoy esto? porque la vida
hay que mirarla con perspectiva, así nos daremos cuenta que momentos malos nos
han derivado en grandes cosas o que decisiones difíciles nos llevaron por
caminos que ahora mismo disfrutamos al máximo.
Hoy recuerdo aquellos meses angustiosos y
el paso de los días lento, hoy veo a mi hija dormir plácidamente en mis
brazos y digo ¡¡mereció la pena!!.