Eric es un niño normal, ni hiper mega bueno ni super malo, y mira que esto de los calificativos a mi me pone un pelín nerviosa porque qué significa que no es malo, ¿que todavía no ha robado un banco?, ¿que no ha matado a nadie?, ¿que no se ha fugado de Alcatraz?, y ¿bueno? ¿ que va para santo? ¿que no se mueve en todo el día?.... ¿donde está la línea divisoria?, ¿con que poder o argumentos se cree la gente para considerar a otro malo o bueno?.. que me lio...
Siguiendo sus pautas normales el enano se entretiene mucho dibujando, mirando libros (lo que más le gusta en el mundo), jugando con nosotros. No es un niño de muchas rabietas (por ahora y cruzo los dedos fuertemente) y si coge alguna con su Pepe y su chupete se pasa rápido.
Pero hay días en los que mi pequeñajo se convierte en el demonio de Tasmania y destruye, rompe, rasga todo lo que se encuentra en su camino.
Ayer tuvimos una de esas tardes (por ahora no han sido muchas, las cuento con los dedos de una mano y me sobran) pero son agotadoras...
Con el nuevo talento adquirido de la pintura decidió decorarme la pared de la terraza (hace apenas un mes que la he pintado), menos mal que utilizó tizas y con agua y una esponja se ha quitado. No le dije nada, he sido yo la que le he puesto la pizarra en la pared y le he proporcinado las tizas, lo que sucedió fueron daños colaterales... ¡vamos que se le queda pequeña la pizarra!.
Seguidamente entró en el salón cogió sus pinturas y habilmente (porque están guardados y cerrados) cogió un rotulador y llenó la trona de rayas, puntos y garabatos. Ahí ya me empecé a enfadar, le quité las pinturas y me ayudó a limpiarlo ¡benditas toallitas que todo lo borran!.
Como el salón no le dió mucho juego consiguió meterse en mi habitación y abrir mi cajón, me quitó una pulsera (de esas de cuentas) y la destrozó entera, toooooooooooodooooooooooo el suelo lleno de bolas minúsculas de colores.
Mientras recogía las bolitas con la aspiradora le oigo en el baño y ahí estaba metiendo sus manitas en la taza del vater. ¡Guarro!. A lavarle a conciencia y a cambiarle de ropa... ¿pero cuando ha aprendido a levantar la tapa?
Y lo último fue subirse en la mesa pequeña, ponerse de pie e intentar saltar o intentar coger el dispositivo de la Wii.
Como veis fue enlazando una detrás de otra, destruyendo, pintando, rompiendo, ensuciando... mi paciencia se iba agotando, ya no sabía como decirle las cosas, ni con buenas palabras, ni regañándole, ni sentándole en una silla a pensar...
En esos momentos me cuesta centrarme, pensar como actuar, pierdo la paciencia, pienso que estoy criando a un mala bestia, que no lo hago bien, que estoy fallando...
Pero claro luego llega la hora de dormir, se acurruca encima de mi en el sofá y empieza a decirme " e pelo de mamá, ojos, naiz, besos.. mamá apa, mamá te tero, besos, mamá a momir con bebé".. y entonces pienso que tan mal no lo estoy haciendo, que días malos los tenemos todos y que solo es cuestión de tiempo, ganas y muchas habilidad para ir marcando unas pautas en las que nos sitamos cómodos los dos.