Hace una semana se murió el bisabuelo de Eric y quería contaros
como hemos vivido estos últimos días y cómo hemos comunicado al pequeño esta
pérdida tan importante.
El domingo, hace ya como diez días, nos
llamaron por teléfono para decirnos que el Yayo estaba muy malito y que nos fuésemos
preparando porque el momento estaba cerca. Mi marido y yo lloramos pero sin que
el peque nos viese y por supuesto no le comentamos nada. Esos días fueron los
peores porque los dos estábamos nerviosos, angustiados, esperando la llamada y
se nos notaba tensos, pero intentamos por el bien de nuestros pequeños
transmitir normalidad.
El miércoles finalmente nuestro Yayo se fue
y gracias a la familia y a las mamás del cole pudimos organizar a los niños
para que no se enterasen de nada y no tuviesen que vivir el momento tanatorio y
el entierro. En momentos como esos se agradece muchísimo tener alguien con
quien contar y yo me sentí muy arropada.
Ni el miércoles ni el jueves después del
entierro le dijimos nada al peque, ¿por qué?, porque queríamos que fuese un día
en que estuviésemos más tranquilos, sin el corre corre de la semana, un día en
el que si tenía pesadillas pudiéramos estar al 100% acompañándole, no queríamos
que al día siguiente se marchase al cole con dudas, sino que estuviese con
nosotros para resolverle todas sus preguntas, por eso decidimos esperar al
viernes.
Fue un momento tranquilo, sin lágrimas,
explicando (lo mejor que pudimos) que el Yayo se había marchado.
Mi niño estuvo muy sereno, preguntó un par
de cosas como "¿está bien la Yaya?" o si el Yayo estaría jugando con
el abuelo de una de sus amigas del colegio que también se había muerto esa
semana.
Les bañe y mientras estábamos en el baño,
lloró, sabía que tenía que ser así, le pregunté si estaba bien y me dijo
"estoy triste por el Yayo, ¿mamá le podemos escribir una carta?, ¿me
compras un globo de esos que vuelan para que llegue al cielo?"
Por supuesto le compraremos un globo de
helio para que le escriba una carta a su yayo y la mandaremos al cielo, también
me ha pedido ir al cementerio a llevar flores, a eso no le he dicho ni que sí
ni que no porque el Yayo está en el pueblo y falta mucho para que vayamos, y el
tema cementerio no me gusta demasiado.
Hay varios libros infantiles que tratan
sobre la muerte de un familiar, si alguna está interesada os los comentaré
aunque en este caso yo no los he usado.
¿Habéis pasado por esto?, ¿cómo se lo habéis contado a los peques?