Desde la ventana

...del trabajo veo el patio del colegio de al lado.

Cuando se acaba el recreo de mis bestias empieza el de los peques del cole.

Siempre que puedo me paro a observarles un rato.

Son los más pequeñitos, de 3, 4 y 5 años. Me gusta observalos porque el año que viene Eric irá al cole y estará igual que esos pequeñajos.

Hay un grupito que se dedica única y exclusivamente a lanzar con palas y cubos la tierra de su patio al campo de voleibal del instituto. La montaña cada vez es más grande y el profesor de educación física cuando la ve se pilla unos mosqueos de cuidado.

Son todo risas, gritos, bailes, canciones... energía pura y dura... pero...

La semana pasada cuando hubo esos días de frio intenso pensé que no saldrían al patio, pero me equivoque, alli estaban dándolo todo.

Y muchos no llevan el abrigo ni abrochado (no sé si será porque no saben hacerlo, porque las profesoras pasan, porque se lo desabrochan..), el caso es que con la temperatura que hacía, estar 20 o 25 minutos jugando sobre tierra mojada con el abrigo abierto no era la situación ideal.

Me acojoné.
En la guarde tienen un patio precioso, una parte arenero, otra acolchada, con casitas, columpios... pero cuando hace frio no salen, se van a la clase de psicomotricidad o hacen cualquier otra actividad.

Pero veo que en el cole no, aqui son cascaras. Salen o salen, si o si, ¿descanso de las profesoras?.

Ayer este mismo pensamiento salió en twitter. Mamá sin complejos decía que con el frio que iba a hacer y teniendo el peque la garganta un poco mal no le iba a llevar al cole porque en el recreo se le iba a poner malito.

Que de cambios para septiembre, un edificio enorme (nos toque el cole que nos toque), cambio de profesores, muchos más alumnos por clase, el frio, el "apañatelas como puedas ya no eres un bebé"... hay momentos que no dejo de dar vueltas a todas estas cosas y a muchas otras y me da muuuuchooo miedo.

Soy una miedica, lo reconozco.