Uno de los momentos mágicos para toda embarazada es cuando empieza
a sentir las primeras burbujas/mariposas en la barriga. Son toquecitos tan
suaves, que duran apenas milésimas de segundo que muchas veces, sobre todo si
eres primeriza, no sabes si es o no un movimiento del bebé.
Poco a poco, según vas sumando semanas de
embarazo esas mariposas o pececitos se van convirtiendo en suaves movimiento y
pequeñas patadas que te dejan con cara de tonta cada vez que las sientes. Estas
comprando, trabajando o simplemente sentada en el sillón leyendo un libro y
sientes esa patada, se te ilumina la cara y rápidamente te tocas la tripa.
Pero llega un momento en que cada vez hay
menos espacio en tu barriga, tu bebé es cada día más y más grande y las suaves
pataditas se convierten en auténticos golpes de karateka, y en esa fase estoy.
No recuerdo que con Eric sintiera estas
tremendas patadas y estos estiramientos tan brutales que hace Irene, muchas
veces tengo la impresión que intenta hacer una ventana en mi barriga o hacer el
pino puente porque no me lo explico.
La siento muy diferente a como sentía a su
hermano y supongo que es por la posición en la que se encuentra, uno estaba en
cefálica casi desde la semana 20 y otra esta tumbada cual hamaca.
Hay días que me he tenido que levantar con
un respingo del sofá o de la cama de la patada tan brutal que me ha dado, es
una inconformista y como me ponga en una postura que no le guste me patea con
hasta que cambio de posición, pero además con una insistencia y una fuerza
impresionante.
Haciéndome una prueba en el hospital uno
de los ginecólogos ya me soltó "que genio tenemos por ahí dentro
¿no?" y apenas estaba de 24 semanas.
Es mucho más movida y bruta que su hermano
en la tripa, luego no sé cómo será fuera de ella, pero por ahora va apuntando
maneras.
¡Qué diferente un embarazo de otro!