Tener hijos supone ...

... perder muchas horas de sueño que, no nos engañemos, nunca recuperarás.

... renunciar en muchas ocasiones a trabajos o ascensos laborables para poder compaginar tu vida familiar con la laboral. ¡Cuantas madres nos nos hemos tenido que reinventar para poder estar más tiempo con los peques!

... tener que renunciar (durante un tiempo) a viajes, compras, salidas. Con hijos no se dispone ni del mismo dinero que cuando tan sólo se estaba la pareja ni del mismo tiempo, además cuando preparamos un viaje familiar lo ajustamos a las necesidades o gustos de los más pequeños y los adultos solemos quedarnos en un segundo plano. ¿O no?

... conocer realmente lo que es el miedo, miedo a que a tu hijo le pase algo, que sufra alguna enfermedad... ¡si hasta una simple fiebre nos encoge el corazón!

... tener que reiventarse en la cocina para que tus retoños coman saludablemente y no se cansen de tus platos.

... aprender a jugar o a bajar al parque aunque tu cuerpo solo te pide tumbarte en el sofá.

... aprender que aunque pienses que ya no puedes más todavía te queda energía para dar y tomar.

Pero todos estos "sacrificios" se olvidan cuando oyes que tu hijo te dice "te quiero mamá" o cuando ves sonreír a tu bebé con esa risa desdentada, cuando uno de esos brazos pequeñitos se enroscan en tu cuello y te sientes el ser más poderoso del universo, cuando acurrucados en la cama te piden que les leas un cuento y oyes como se van quedando dormidos, cuando mientras juegas a los Lego el tiempo se para y los problemas desaparecen, cuando el sonido de sus risas hacen que se te agrande el corazón...

No es fácil ser padre o madre pero sinceramente creo que es lo mejor que le puede pasar a una persona, muchas veces tendrás la sensación de perder muchas cosas pero la recompensa es muchísimo más gratificante. 

¿Vosotras que pensáis?