¡Qué penita da que se acabe el verano!, ¿verdad?, una de las cosas que da más pereza es que dejamos de estar los cuatro juntos todo el día. Con la llegada de la rutina los horarios se vuelven más estrictos por el trabajo, el colegio, las extraescolaes y las oportunidades de estar la familia al completo (y eso que nosotros tenemos unos horarios bastante buenos) se reducen.
En mi casa, desde hace bastante
tiempo,las cenas son uno de los momentos más importantes de toda la jornada. Siempre cenamos los cuatro juntos, hace ya mucho que eliminamos de la mesa tanto móviles como otro tipo de dispositivos electrónicos, la tele no se enciende y
nos centramos en conversar y contarnos cómo nos ha ido el día, qué cosas buenas nos han pasado, que nos ha molestado, si estamos muy cansados...Esto nos permite no
sólo aprender a interesarnos por lo que pasa en la familia sino conocer el estado de ánimo de todos y aprender a empatizar.
Y como no podía ser de otra manera en mi casa, en la cena, se cuentan
cuentos, sobretodo cuando tengo dudas de como plantear un cuento en una nueva
contada, o si he recibido algún ejemplar que me ha cautivado... se canta, se
cuenta, se habla y se ríe... las cenas se disfrutan. ¿Y en la
vuestra?
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