martes, 12 de enero de 2016

Los primeros pagan el pato

Cada vez estoy más convenida que los primeros hijos pagan el pato de nuestras inseguridades y miedos de madres primerizas.

Con los primeros tenemos un horario casi militar que no queremos saltarnos por nada del mundo, seguimos al pie de la letra lo que nos dicen pediatras y enfermeras, introducimos alimentos casi con escuadra y cartabón y al mínimo estornudo estamos en urgencias.

A los primeros se les exige más, en nuestro fuero interno tratamos de que sean los primeros en andar, en correr, en hablar, y en hacer mil cosas... les dedicamos cada segundo de nuestro tiempo, jugamos, les cantamos, vamos con ellos a cursos de masajes, hacemos matronatación (yo hice todo eso y más) ... y proyectamos en ellos nuestros sueños.
Reciben millones de besos y mimos por parte de sus padres inexpertos, y si son los primeros en la familia, por el resto de tíos o abuelos.

Esta tensión la mantenemos sobretodo el primer año de vida de nuestro pequeño y luego nos vamos relajando aunque no completamente (como siempre habrá algunas madres que no sufran nada de esto y otras a las que les persiga toda la vida)

Con los segundos (no me quiero ni imaginar terceros o cuartos como fui yo) la cosa cambia muchísimo...

Comen cuando pueden porque prima el horario del hermano mayor, sigues tu instinto más que lo te dice la enfermera de turno y practicas el BLW pasando casi completamente del calendario de introducción de alimentos, y si ves que estornuda le das un poco de suero y a correr y muy malito tiene que estar para que vayas al médico.

Con los segundos te relajas, no lees cuando es normal que hablen, que anden o que corran... has aprendido que cada niño lleva un ritmo y que en lo que no hacen ahora puede que dentro de quince días sean unos auténticos expertos.

Tienes menos tiempo para jugar con ellos pero a cambio tienen al mejor compañero del mundo, su hermano mayor, que es su universo y prácticamente su Dios.

No les llevas a matronatación (como es mi caso) porque no puedes desdoblarte más y los pobres reciben muchísimas menos atenciones por parte de la familia que ya está "acostumbrada" a eso de tener nietos o sobrinos.

Pero una cosa está clara, los segundos se disfrutan más, aprecias cada instante de sus vidas y lo grabas a fuego porque sabes que crecen muy muy deprisa.

Foto Pixabay

1 comentario:

  1. Yo lo estoy viviendo de una manera muy diferente,pero tienes razon el tiempo y la bimaternidad juega en contra del segundo, pero repito en mi caso esta teniendo otras cosas.

    Buen post

    ResponderEliminar

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...